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  • Foto del escritorEdiciones Lastarria

Sobre «Diablofuerte», de José Luis Fermandois (II)

Actualizado: 11 feb 2021



24 de julio de 2016


De gran importancia es el rescate de esta novela, Diablofuerte, publicada originalmente en El Diario Popular como folletín, por entregas, y en 1905 en formato libro. Se trata de una novela con tono edificante y digresiones morales, tanto porque está escrita por un sacerdote, Jotavé, seudónimo de José Luis Fermandois, cuanto porque es parte del género picaresco, cuyos ilustres orígenes incluyen, en nuestra lengua, El Lazarillo de Tormes; La vida del Buscón, de Quevedo, y las Novelas Ejemplares de Cervantes, en especial Rinconete y Cortadillo, sin soslayar la composición picaresca del personaje de Sancho, en El Quijote.


Daniel Frías, el protagonista, de nacimiento vil, expósito, es abandonado al nacer en el paradero del Ferrocarril Urbano de Santiago, corazón del barrio Matadero. Su madre, Petronila Frías, es seducida y abandonada por el progenitor, Jerónimo Púa y Valverde, estafador y malandrín. Petronila es tísica y el padre de Daniel un tarambana. La novela de Fermandois reproduce, al modo naturalista, el habla chusca de los personajes: Ña Mariquita, quien remienda la vestimenta del protagonista, los calzones hechos de tela gruesa y tosca llamada diablofuerte; el Pato, compañero de travesuras de Daniel, Matilde y otros.

El relato, ameno, pinta un mural sobre las relaciones sociales y el bajo mundo del Chile de comienzos del siglo pasado, lo que en la picaresca española eran las cortes de los milagros, un universo cruel, con relaciones de sumisión y dominio, lleno de traidores, falsarios y tramposos, pero sin caer la novela de Jotavé en el morbo ni la sordidez.

Las apelaciones al lector son frecuentes, como corresponde a un narrador del siglo XIX, personal, digresivo, que califica moralmente las acciones del relato, tanto como la conducta del protagonista tratándolo de “nuestro héroe”, lo que es una forma de adhesión a su figura, pues lo considera una víctima social, a sabiendas de que se trata de un antihéroe, como es propio de la novela picaresca, y tanto el actuar de Daniel Frías por la ciudad —pertenece al gremio de los suplementeros— como sus aspiraciones de movilidad social chocarán sin remedio con la hostil realidad.

El narrador niega las disertaciones morales que emite y se las deja al lector, dándole a su historia un carácter verídico.

En el plano de las referencias son varios los autores chilenos tributarios de Diablofuerte: Enrique Araya, El inútil Hipólito Jara; Fernando Alegría, Los días contados; Armando Méndez Carrasco, Mundo herido; Enrique Lafourcade, Novela de Navidad; Alfredo Gómez Morel, El río.


Otro rasgo atrayente de la novela es la ambientación, el mundo de los conventillos, las calles Franklin, Mapocho, García Reyes, La Chimba, Catedral. El Santiago que se fue, del que escribió Oreste Plath.


Mario Valdovinos

Revista de Libros, El Mercurio

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